Las revueltas del "procés" en Cataluña.

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Semana de revueltas en protesta de la sentencia del Tribunal Supremo



Esta semana, en mis planes estaba comentar la película tiempos modernos y seguir repasando el siglo XX abanzando hacia la guerra civil. Pero ha ocurrido algo que ha hecho que esos planes míos cambien. Y es que la actualidad, es mucho más interesante en este momento. Quizás podré seguir hablado sobre historia otros días en que la actualidad sea más calmada.

El lunes el Tribunal Supremo de Justicia de Cataluña dictó la sentencia del procés, y como ya sabemos han condenado a los políticos acusados por sedición. En algunos casos, a su condena se le añade malversación de fondos públicos. Las condenas más leves son para los acusados de desobediencia.

A raíz de la confirmación oficial de la sentencia, algunos grupos han salido a la calle como reacción de protesta, la mayoría de manera pacifica, pero es verdad que por la noche la cosa cambia. La noche en las capitales de comarca se convierte en el momento de la acción violenta.

Cómo lo vivimos en Barcelona.

Hay 3 bandos, los que están a favor de la protesta violenta y la legitiman. Los que condenan los actos violentos y llaman a la protesta pacifica. Y un tercer grupo que está totalmente en contra de las protestas.

Los dos primeros grupos son independentistas. El tercero esta conformado por los no independentistas. El grupo violento es minoritario pero hace mucho ruido y está muy bien coordinado. Saben como sembrar el caos. El grupo de independentistas que llama a la protesta pacifica es mayoritario, pero es verdad, que de alguna manera quitan gravedad al asunto. Es como en el fútbol cuando tu defensa hace penalti no lo ves, pero cuando tu delantero se tira aunque el defensa del equipo contrario no le haya ni tocado, ves el penalti claramente. Dentro del tercer grupo, bastante numeroso está la llamada Cataluña silenciosa, gente como yo que no es nacionalista en ningún sentido ni catalán ni español. Pero hay que decir que también hay gente nacionalista española igual de radical que los independentistas, pero no están bien coordinados. Aunque si que hacen ruido.

Tenemos una guerra de banderas y nacionalidades, en medio de gente a la que todo esto le da vergüenza ajena. La sentencia solo ha hecho que avivar el conflicto. Por lo que su efecto ha sido un tiro por la culata de aquellos que pretenden retener una parte del territorio por la fuerza. La opresión, la imposición genera rebeldía y la actuación de los partidos políticos en general y del gobierno de Mariano Rajoy en particular, ha sido bastante contraproducente. Además la situación de bloqueo político para formar gobierno en España no es el mejor escenario para afrontar esta crisis. Pablo Iglesias y Pedro Sánchez, seguramente pasarán a la historia como idiotas e irresponsables, incapaces de anteponer los intereses de los ciudadanos a los suyos propios. Ya que tuvieron en sus manos la posibilidad de un gobierno progresista y de diálogo pero por egos y intereses personales y/o partidistas, han dejado el país a la deriva dando oportunidad a que en unas segundas elecciones las derechas conservadoras y autoritarias sumen mayoría. Lo cual sería un desastre de consecuencias muy grabes en el asunto catalán.

Ahora bien, fuera de las capitales de provincia, la gente que vivimos en los pueblos, seguimos con nuestra vida habitual, con excepción de los que trabajan en la capital, que se encuentran sin transporte público y con algunas carreteras cortadas.


Mi opinión personal.


Yo soy catalana y por tanto, vivo todo esto muy de cerca. No soy independentista pero tampoco soy "españolista". Aclaro el tema.

Mi ideología se basa en tres principios fundamentales utópicos:

Somos parte de un ecosistema. El mundo no es de los humanos. Los territorios nos pertenecen a todos. Las fronteras deben ser eliminadas. 
- La cultura es un tesoro humano que hay que proteger. Por lo que la historia, las lenguas, la ciencia, las artes y las culturas locales son patrimonio de la humanidad y se deben conservar.
- Los gobiernos deben ser locales para atender a las necesidades especificas de su población pero debe cooperar en redarquía en los asuntos e intereses de bien común.

¿En qué se materializa esto en la realidad, o en la situación actual que está viviendo España, particularmente en Cataluña? 

Si creo profundamente en que las fronteras deben ser eliminadas y que las personas tienen derecho a la libertad de movimiento entre los territorios, no puedo estar a favor del alzamiento de una nueva frontera.

Creo que de las pocas cosas buenas que tiene la UE es el tratado de Maastricht (1992) en el que se reconoce el derecho de libre circulación de personas, en el que se reconoce el derecho de los ciudadanos europeos a circular y residir libremente dentro de la Unión Europea. Sería maravilloso que esto fuera un Derecho Humano, reconocido para toda la humanidad en todo el planeta, pero de momento, esto es lo mejor que hemos podido conseguir, aquí en Europa. Por lo que la idea de una nueva frontera no me parece buena.

Eso no quiere decir que no defienda la cultura catalana, su lengua y su historia. Pues la catalana, como todas las culturas, es un tesoro humano, es lo que nuestros antepasados nos han legado y que a su vez, debemos legar a las generaciones futuras.

Estoy de acuerdo en que las políticas locales son muy importantes, porque cada contexto necesita unas acciones determinadas. Un Orden Mundial de gobierno único no sería mi modelo. Pues eso haría que unas naciones se impusieran por encima de otras. No es un gobierno único lo que necesita el mundo, si no una red de gobiernos locales que cooperan, que trabajan en colaboración y que desde los intereses locales tratan asuntos a nivel nacional, estatal e internacional. En el caso de España un gobierno centralista no es lo que hace falta, sino un modelo confederado, en el que las autonomías den un paso hacia delante pero sin dejar de colaborar entre ellas por el interés común, sin perder los derechos dentro de la Unión Europa y sin perder el peso internacional que España representa dentro de los organismos internacionales.

Estamos en un momento histórico determinante, de nosotros depende que todo esto acabe en desastre o en una oportunidad de avance y progreso.


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